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ser diferentes como ventaja competitiva

En el glosario de términos hoteleros, turísticos y relacionados (que puede descargarse gratuitamente desde este enlace) defino ventaja competitiva como la capacidad de una empresa, marca o producto de diferenciarse respecto a otras de su mismo sector o mercado y superarla, generalmente gracias a técnicas o medidas innovadoras. En turismo, capacidad de un destino para diferenciarse de otros gracias a elementos incorporados, tales como la mejora de los canales de información turística, la educación y la formación específica para la actividad turística, o la innovación, entre otros. Dicho de otro modo, un atributo que nos hace ser más competitivos (y reconocibles) que otros competidores del mismo segmento de mercado.

Dada su enorme importancia teórica y práctica, no podemos obviar en este punto la herramienta ampliamente utilizada en estrategia empresarial para conocer las fuerzas competitivas de una empresa, averiguar el potencial competitivo del entorno, comprender las relaciones entre los distintos actores de un mercado y determinar la posición relativa de la empresa en ese mercado y su capacidad para generar beneficio denominada las 5 fuerzas de Porter.

Pero hoy pretendo profundizar en un aspecto concreto de la ventaja competitiva: el hecho de ser reconocible. Llevo casi cuarenta años analizando y teorizando sobre este concepto y sigo sin tener la certeza de qué es ser el mejor a nivel de empresa, marca o producto, cómo medirlo y cuáles serían los indicadores de rendimiento (KPI’s) más adecuados para determinarlo.

¿Es mejor quien más vende, quien tiene una mayor cuota de mercado, quien más beneficios obtiene, quien más recursos maneja, quien tiene más puntos de venta, quien tiene más clientes, mas productos, mejor instalaciones…? La realidad es que ninguno de los anteriores son valores absolutos, por lo que infiero que el concepto de ser el mejor no nos sirve para evaluar la hegemonía o el liderazgo de una empresa o marca en el mercado. Llevado a terrenos deportivos, más ilustrativos, ¿es mejor Cristiano Ronaldo que Lionel Messi, y es alguno de ellos mejor que Pelé o Maradona? Tal vez fuera mejor Magic Jonhson que Michael JordanKobe BryantLeBron James pero ¿qué pasa entonces con Kareem Abdul-Jabbar o Wilt Chamberlain? ¿Tiger Woods Jack Nicklaus? La pregunta correcta debería ser ¿realmente son comparables? ¿y tiene sentido hacerlo? En circunstancias distintas, momentos y entornos diferentes, con medios distintos, tecnología diferente…

Creo firmemente que la unidad de medida que debe utilizarse es precisamente la de ser diferente, ser único y ser reconocible, como un valor diferencial y una ventaja competitiva. En circunstancias iguales o comparables (precios, servicio, variedad, calidad,…) ¿a quién elegiríamos, a quién compraríamos, a quién recomendaríamos…? Indiscutiblemente a quien reconozcamos como único, a quien nos aporte un valor extra que consideremos valioso.

La importancia del valor de la marca y cómo influyen en él las redes sociales viene perfectamente al caso de todo lo expuesto: las empresas y las marcas, para generar valor, deben crear comunidad, han de ser diferentes no solo en la forma de actuar, también en la de comunicar; deben impactar para ser reconocidas y seguidas y consumidas. Y para conseguirlo deben ser capaces de generar:

  1.  Relevancia
  2.  Interés
  3.  Empatía
  4.  Singularidad
  5.  Reconocimiento
  6.  Expectativas
  7.  Tendencia
  8.  Confianza
  9.  Seguridad
  10.  Garantía

 

Publicada originalmente en El blog de Ashotel

Imagen: Momo Marrero

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