momomarrero

el beneficio común en el entorno empresarial

Quien me siga con regularidad se habrá percatado de que utilizo con mucha frecuencia en mis escritos la expresión «beneficio común«. Hoy quiero saldar una deuda pendiente que tengo con ella, pues no le he dedicado el tiempo y las líneas que merece.

Lo primero y más importante es acordar su definición: el beneficio común en el entorno empresarial ha de ser entendido como el bien que se genera en la relación empresarial entre dos o más partes para establecer acuerdos, alianzas o colaboraciones, de manera que todas ellas obtengan un beneficio, no necesariamente económico.

El beneficio común es por tanto un generador de riqueza, en todos los sentidos. Una riqueza que va más allá de lo estrictamente económico, riqueza asociada al conocimiento, al ámbito de lo moral, cultural, social, ambiental… tanto de forma directa como indirecta. Este concepto tampoco ha de estar ligado necesariamente con la nueva figura jurídica SBIC (Sociedades de Beneficio e Interés Común) creada para identificar a aquellas empresas que tienen desde su fundación el objetivo de generar valor económico, social y ambiental (luego habrá que demostrarlo y actuar en consecuencia).

El beneficio común en el entorno empresarial es todo lo anterior y mucho más. Es la colaboración para obtener una mejora directa o indirecta para los implicados o para terceros, en la que todas las partes sienten que han actuado moralmente bien, en la que el fin nos lleva a ser más, no a ganar más, en la que no nos centramos en el YO, sino en el NOSOTROS.

Personalmente suelo asociar el beneficio común con el método Harvard de negociación, que precisamente pone el foco en las relaciones y en el bienestar de las partes en todo el proceso, y en obtener un resultado justo y beneficioso para los implicados. También lo asocio con la gobernanza corporativa, aquella que promueve y tiene como objetivo el logro de un desarrollo económico, social e institucional duradero, aquella que persigue el equilibrio entre las partes para generar riqueza, pero también busca evitar los conflictos, las actitudes individuales y la falta de comprensión.

También asocio el beneficio común con el empoderamiento en el entorno empresarial, aquel que persigue dotar a los empleados de la formación, la información, los recursos y los medios necesarios para que participen activamente, con solvencia y garantías, en la toma de decisiones. Por supuesto, con la redarquía, entendida como el modelo colaborativo y sistema de interacciones y procesos basado en la generación de influencia recíproca entre los individuos o grupos con un fin y beneficio comunes. Y por supuesto y sin dudarlo, con la empresa y el liderazgo líquido, aquella que, como el agua, se adapta a la superficie en la que está depositada, en la que se practica un liderazgo empático y motivador, que potencia la autonomía de los equipos y el NOSOTROS por encima del YO.

El beneficio común en el entorno empresarial discurre en paralelo al concepto filosófico del bien común, que se refiere a aquello que es compartido por y para beneficio de todos los miembros de una comunidad, en sentido general, no solo físico o económico. Este se produce cuando cada una de las partes actúa como un todo, cuando cada una siente que ha renunciado a algo por un acuerdo que beneficia a todas y cuando todas las partes tienen la certeza de que han ganado algo.

 

Imagen: Momo Marrero

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