momomarrero

los amienemigos en el entorno empresarial

¡Dios mío, líbrame de mis amienemigos! De los enemigos ya me encargo yo

Me he tomado la licencia de modificar la célebre frase atribuida al escritor y filósofo francés Voltaire, que encaja a la medida de este artículo. El neologismo amienemigo (surgido a partir de la fusión de amigo y enemigo) es tan complejo y difícil de pronunciar como enrevesadas son las circunstancias que lo propician y las personas a quienes se les atribuye. Amienemigos son personas tóxicas que se hacen pasar tanto por amigos como por enemigos, según sus circunstancias o intereses específicos y personales.

En el entorno laboral, estas circunstancias, también llamadas relaciones ambivalentes, son tan comunes y frecuentes como en la vida misma, si bien no son deseables, por lo que implican de toxicidad y de perturbación del clima laboral. Son relaciones que generan un estrés innecesario en los compañeros, al no ser capaces de reconocer de qué lado está la otra parte en cada momento, hasta el punto de que la desconfianza es el estado general que define la relación y que les lleva a «andar con pies de plomo».

Tendemos a pensar que con este tipo de personas lo mejor es mantener las distancias, pero esto no siempre es posible en el entorno empresarial, pues existen áreas de inevitable colaboración como compañeros de trabajo (no todas las personas tienen claro este concepto) o encomiendas en las que hay que trabajar o que hay que desarrollar conjuntamente. El problema reside en que tenemos la seguridad de que por mucha voluntad y actitud que le pongamos, seremos traicionados en alguna parte del camino, nos intentarán desprestigiar, despertarán dudas sobre nosotros o nos criticarán a la menor oportunidad, mientras mantienen una actitud más o menos cercana e impostada cuando nos tienen delante. Los amienemigos son por lo general, personas inseguras, envidiosas, celosas y resentidas. No les hace falta un motivo: son tan «creativos» que lo inventan y lo hacen creer a terceros.

Distintos estudios que han investigado cómo incide en el entorno laboral apuntan a que esta situación de amienemistad es una de las más estresantes y que más ansiedad generan en el trabajo, afectando incluso al bienestar individual y colectivo, tanto en el plano físico como en el psicológico.

La solución es compleja, pues depende tanto del nivel de expectativas creado como de la sensibilidad de los individuos afectados. Por mi experiencia profesional, lo más recomendable – no sé si lo mejor, pero sí lo que a mí me ha funcionado – es afrontar el problema directamente, haciéndole saber al amienemigo que no pretendes una relación más allá que la propia entre compañeros, basada en el respeto y la consideración profesional, sin margen para lo personal, sin entrar en el juego fácil de la crítica gratuita y el cuchicheo, poniendo el foco en los resultados laborales y desestimando cualquier factor desestabilizador. Ignorar sus embestidas, manteniéndonos firmes en nuestras convicciones personales y en los objetivos marcados nos permitirá salirnos del foco de estos elementos distorsionantes y contaminantes, y establecer la distancia respecto a estos individuos y sus actitudes tóxicas, salvaguardando así nuestro equilibrio moral y emocional.

Imagen: Momo Marrero

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