reaprender, aprender a desaprender para aprender
Vivimos una época de cambios constantes. Lo establecido, aquello que hasta ahora habíamos aceptado como norma o conocimiento asentado, está en entredicho. Los paradigmas son cuestionados ante circunstancias no previstas, ni siquiera imaginadas. Las respuestas de ayer hoy ya no valen o, cuando menos, no obtienen el resultado esperado.
Son tiempos convulsos y las respuestas a escenarios pasados zozobran ante lo que está por venir. Tiempos de incertidumbre, de volatilidad, muchas veces ambiguas y siempre complejas (entornos VUCA). Ya me he referido con anterioridad a Charles Darwin, quien presumiblemente afirmó que “las especies que sobreviven no son las más fuertes, ni las más rápidas, ni las más inteligentes, sino aquellas que se adaptan mejor al cambio«. La realidad es que las empresas que sobrevivan a esta situación no serán las más grandes o las más pequeñas, serán aquellas que antes y mejor se adapten a los nuevos paradigmas; afirmación perfectamente aplicable a los individuos.
Para lograrlo es necesario (diría incluso que imprescindible) aprender a desaprender, o sea reaprender, término que definiremos como «el proceso consciente y voluntario mediante el cual se afronta la actualización del conocimiento desde una nueva perspectiva que permitirá un cambio de paradigma, eliminando lo anteriormente aprendido y aceptando como modelo el nuevo conocimiento adquirido«.
Las cambios de paradigma que nos han tocado vivir requieren precisamente de una actualización de nuestro conocimiento y aceptar la evidencia de que para competir hemos de replantearnos todo aquello que sabemos o creemos saber, aquello que conocemos y que hemos experimentado, incluso las normas y leyes por las que nos hemos regido. Debemos volver a aprender y el paso previo es desaprender lo aprendido. De lo contrario, se nos solaparán distintas capas de conocimiento y no llegaremos a reaprender. Como dice un paisano, «no te lo digo porque lo sepa sino porque me ocurrió«.
La magnitud del reto al que nos enfrentamos es inconmensurable, pues debemos desprendernos de hábitos y costumbres arraigadas, de todo aquello que ya sabemos, para adquirir nuevos conocimientos que pondrán en tela de juicio los anteriores, los pilares que han soportado nuestro saber y, particularmente, sobre los que hemos construido nuestro pensamiento, lo cual afecta directamente a quiénes somos y a quiénes creemos ser.
Y no me refiero a cambiar nuestros pensamientos, ideas y credos, sino a cuestionarlos, para entender y saber adaptarnos a lo que está por venir, rodeado de una ingente cantidad de novedades que nos trae la tecnología en la que ya estamos inmersos. Las supuestas verdades establecidas, totales o parciales, y las evidencias que las sustentan, se vuelven frágiles como el más fino de los cristales y se quiebran ante nosotros dejándonos desamparados.
Afortunadamente, nuestra capacidad de adquirir conocimiento y de reinventarnos nos permitirá afrontar estos cambios, pero lo primero que debemos hacer es salir de nuestra zona de confort, para adentrarnos en terreno desconocido.
Como ya apuntaba el futurólogo y sociólogo norteamericano Alvin Toffler en su libro «El shock del futuro», los cambios serán tremendos y se producirán en un corto espacio de tiempo, y la ciencia ficción será una nueva realidad, la nuestra, en la que viviremos.
El nuevo paradigma se basa en la transformación constante y continua del conocimiento, la formación incesante y el no acomodo intelectual. Lo contrario nos llevará por la senda del analfabetismo funcional y nos dejará fuera del mercado.
Según la RAE, desaprender es «olvidar lo que se había aprendido» y este es el primer paso que hemos de dar, pues los patrones que conocíamos, aquellos que nos sustentaban, ya se han quedado obsoletos. Debemos volver a aprender, reaprender con nuevas perspectivas, con una nueva visión de lo que nos rodea.
Las claves para afrontar este reaprendizaje pasan por tener la mente abierta; cuestionar aquello que sabemos o creemos saber; no temer al error, pues es el camino más recto para llegar al aprendizaje; y centrarse en el camino y no en la meta, pues tampoco está claro cuál será y dónde está ese final, si existe o llegará. Para emprender este camino son imprescindibles la formación y la observación, saber qué está ocurriendo, estar formado e informado, ser curioso y reinventarse desde la flexibilidad. También añadiría como factores determinantes crear sentido de urgencia, crear una visión para el cambio, eliminar los obstáculos, trabajar a corto plazo y construir sobre los cambios y los éxitos logrados, como apunta John Kotler en su libro «liderando el cambio«.
El camino que como sociedad hemos emprendido no va a parar. No sabemos cuál será el final, pero estamos seguros de que más pronto que tarde deberemos emprenderlo y que obviarlo nos llevará al colapso.
Publicada originalmente en El blog de Ashotel
Imagen: Momo Marrero
4 Respuestas a “reaprender, aprender a desaprender para aprender”
Momo, me parece extraordinario el artículo.
Saludos.
No te lo digo por experiencia, sino porque me ha pasado.
Un abrazo.
un fuerte abrazo!
Impecable y vigente más que nunca
Agradecida!
Saludos cordiales estimado.-
gracias por el interés! saludos cordiales