salario emocional
La extendida idea de que todos trabajamos por dinero es tan cierta como justificada, pero en mi caso, además del dinero en sí, me motivan especialmente los retos, tanto en lo personal como en lo profesional. Siempre busco proyectos que me generen emoción, que resulten complejos, que requieran lo mejor de mí, que me exijan un esfuerzo y que me permitan aprender. Esto no significa que mis honorarios sean negociables o que esté dispuesto a llevar a cabo la tarea por el simple hecho de que las premisas anteriores se cumplan, pues el sueldo forma parte de la transacción, del acuerdo y, por qué no reconocerlo, de la satisfacción. Pero el pago, igual que la riqueza, es un término muy amplio que abarca mucho más que el dinero. Es en este punto donde tiene cabida el salario emocional, que hace referencia a aquellos beneficios no económicos, directos e indirectos, que una empresa aporta al asalariado como complemento de su retribución. Aunque no se dé en todos los casos y circunstancias, entiendo que ha de estar asociado al reconocimiento individual.
Personalmente considero que el salario emocional, como valor añadido, es una forma de compensación asociada a la retención del talento, a la productividad, a la motivación y a la propia felicidad del individuo, pues implica que la empresa se preocupa y se ocupa de él y le reconoce su entrega, su disposición, su conocimiento y su aportación. Es una forma adicional de retribución que sin duda incide directamente en la disminución del absentismo laboral y en el aumento del compromiso.
Cumplir el horario es importante, pero no determinante. Cumplir con los objetivos y generar beneficios sí lo es, y es por ello por lo que la felicidad, el deseo de empezar una nueva jornada o la ilusión de un nuevo día en el entorno laboral están directamente relacionados con la motivación emocional como complemento de la retribución salarial. Como en toda negociación, las partes han de tener la percepción de que obtienen algún beneficio en la transacción y por tanto han de sentirse ganadoras.
Ejemplos de salario emocional
- Empoderamiento
Facilitar a los empleados la formación, la información, los recursos y los medios necesarios para participar activamente, con solvencia y garantías, en la toma de decisiones.
- Promoción interna
Ser y sentirse preferenciales ante la oportunidad de promoción y crecimiento profesional.
- Clima laboral
Disfrutar de un entorno laboral estable, sin conflictos, sin tensiones ni fricciones innecesarias e injustificadas, donde todos saben qué hacer, cuándo y cómo, y donde todas las opiniones son respetadas y valoradas.
- Valores
Desarrollar e implantar una cultura empresarial compartida y alineada con la de los propios individuos, de manera que puedan sentirse partícipes de los proyectos, de los objetivos, de los éxitos y de los fracasos.
- Conciliación familiar
Disfrutar de forma responsable y honesta de horarios flexibles y de asuntos propios justificados mejora la calidad de vida y la disposición y entrega en el entorno laboral.
- Espacio de asueto
Disponer de una zona de libre acceso que permita el descanso, liberar tensiones, momentos de distensión y de relaciones personales.
- Acción social
Facilitar el desarrollo de acciones sociales que permitan devolver a la sociedad y al entorno parte de los beneficios generados.
- Team building
Desarrollar periódicamente acciones de construcción de equipos mejora la relación entre los individuos, fomenta el trabajo en equipo y la alineación con los objetivos corporativos.
- Beneficios asociados
Establecer relaciones y acuerdos internos o con terceros, que permitan obtener mejores condiciones de compra o de consumo, que generen o aporten beneficios, favorece y fortalece la relación con la empresa.
Imagen: Momo Marrero
Una respuesta a “salario emocional”
O.K, Momo