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círculo de oro

«Seguimos a los que lideran no por ellos, sino por nosotros mismos”. Simón Sinek.

 

Cuando hablamos del círculo de oro hablamos de un valor muy superior al del preciado metal: nos referimos a la capacidad que tienen algunos individuos, marcas y empresas de liderar los cambios y de comunicarlo para motivarnos e inspirarnos.

Muchas veces nos hemos preguntado por qué algunas personas, empresas o marcas lideran el mercado e influyen notablemente sobre los individuos. Y no me refiero a aquellos que ostentan el poder, sino a quienes nos inspiran, a quienes seguimos con firme convicción, los que revolucionan conceptos y criterios establecidos, aquellos que como Jobs, Schultz, Disney, Wright o Walton rompieron los estereotipos y se convirtieron en abanderados de revoluciones silenciosas.

Acuñado por Simón Sinek, profesor de comunicación estratégica de la Universidad de Columbia, el círculo de oro (inspirado en la razón áurea, una relación matemática de la proporción relacionada incluso con el realce de la belleza y la armonía de los objetos y aplicada, entre otros, por Leonardo da Vinci en sus principales obras) es un concepto que cambia el paradigma del liderazgo y de la comunicación empresarial, de las marcas y los productos, y la clave está en el porqué.

El círculo de oro es un concepto sencillo basado en tres círculos concéntricos que describen el proceso de la comunicación. En función de cómo se afronte ésta, será percibida de forma notablemente diferente y por tanto sus consecuencias serán distintas. La diferencia radica en el modo de afrontar tres cuestiones: ¿por qué?, ¿cómo? y ¿qué?

Todos saben qué hacen, algunos cómo lo hacen, pero sólo unos pocos saben por qué lo hacen. A ello hemos de sumar que tradicionalmente comunicamos por este orden: qué hacemos, cómo lo hacemos y a menudo nos olvidamos de por qué lo hacemos. Es justo aquí donde radica la gran diferencia. Los que lideran, los que nos inspiran cambian el orden de estos elementos y al hacerlo el resultado se amplifica. No comunican desde fuera hacia adentro, lo hacen desde dentro hacia fuera, desde el porqué, el cómo, hasta el qué, pues no compramos lo que hace una marca, sino compramos el porqué lo hacen y ello está fundamentado en la evolución del comportamiento humano, en la biología.

Si analizamos una sección transversal del cerebro humano veremos que el círculo de oro se corresponde con los tres mayores niveles del cerebro: desde fuera hacia adentro, el neocórtex es el responsable del pensamiento racional, analítico y el lenguaje, que se corresponde con el qué. El nivel intermedio es el cerebro límbico, el responsable de los sentimientos, la confianza y la lealtad, que se corresponde con el cómo. El nivel interno es el cerebro reptiliano, responsable de los instintos, las creencias y las emociones. Los niveles central e interno no tienen la capacidad del lenguaje, por ello cuando comunicamos desde dentro hacia fuera comunicamos con las emociones y los sentimientos. Esa es la razón de que se produzca la conexión con los seguidores pues, según Sinek, «si uno habla de corazón de sus creencias, atraerá a quienes creen lo mismo«. Por todo ello en el entorno empresarial y en la comunicación hemos de dar a conocer primero el porqué, posteriormente el cómo y finalmente el qué.

El ejemplo de Apple nos permitirá entenderlo de forma clara:

  • Porqué: «nosotros desafiamos el status quo y pensamos diferente«.
  • Cómo: «con productos bien diseñados, sencillos y fáciles de usar«.
  • Qué: «sencillamente ofrecemos ordenadores geniales para las personas«.

Para terminar, una breve reflexión. Si no creemos en lo que hacemos, si no nos apasiona, si no lo amamos, difícilmente lograremos que otros lo hagan y crean en nosotros. Por eso el doctor Luther King dijo «yo tengo un sueño» y no «yo tengo un plan».

Nota: lo anteriormente expuesto se recoge en el libro «La clave es el porqué” de Simón Sinek. Editorial Península.

circulo de oro


Imagen: Momo Marrero

 

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