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punto único de fallo en la gestión empresarial

En Tecnología de la Información (TI), especialidad dedicada a la creación, transmisión, almacenamiento, recuperación, gestión y custodia de datos, se denomina punto único de fallo o SPOF (acrónimo de la expresión inglesa Single Point Of Failure) a una «incidencia que paraliza, incapacita e inhabilita el sistema para cumplir con sus funciones, afectando a los puntos determinantes especialmente vulnerables de una red de gestión, transmisión o almacenamiento de datos«.

Un SPOF puede producirse indistintamente por un componente del hardware, del software o del sistema energético y la solución más frecuente para evitar los daños ocasionados es la redundancia de los equipos y sistemas, lo que implica disponer de un duplicado de todos los componentes, de modo que se evite la parálisis. Es algo así como tener un generador complementario que salta automáticamente cuando se produce un fallo en el suministro eléctrico.

Pero también existe una acepción menos conocida del punto único de fallo, que personalmente siempre he asociado a la gestión empresarial y que precisamente defino en ese contexto como un punto único de fallo en la gestión empresarial. Me refiero a las «incidencias o fallos que se producen en los procesos o procedimientos de gestión de una empresa y que la paralizan total o parcialmente, incapacitándola para un funcionamiento eficaz y eficiente«. Esta es la razón por la que toda empresa debería identificar en el diseño de sus estrategias de gestión cuáles son sus puntos únicos de fallo, con el fin de duplicarlos y evitar así posibles parálisis en el funcionamiento de algún departamento o de toda la organización.

Los puntos únicos de fallo en la gestión empresarial pueden darse en todos los departamentos, dependiendo del tipo de empresa, su actividad y su cultura organizativa. Los más comunes son los vinculados al flujo de caja (cash flow), al apalancamiento financiero, la gestión de insumos, las roturas de stock, la gestión del tiempo, la transmisión de conocimiento, la retención del talento y, sin duda, el propio proceso de negocio.

La solución óptima que evita estos frustrantes y empobrecedores SPOF es disponer dentro de la estructura de controles financieros y operativos que se ocupen de la supervisión, la fiscalización y el análisis de los procesos, procedimientos y datos (imprescindible la aplicación de inteligencia corporativa) y que sometan a pruebas de esfuerzo la actividad de la empresa, entendidas como un «test planificado, supervisado y documentado que determine la capacidad y resistencia a la carga de trabajo de la estructura y los recursos empresariales ante los fallos«.

Imagen: Momo Marrero

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