la amenaza de goliat
Según la narración e historia bíblica, Goliat fue un soldado gigante de la ciudad de Gat y paladín del ejército filisteo, que durante cuarenta días asedió a los ejércitos de Israel. Fue derrotado y herido por David con una honda y una piedra y murió decapitado por su propia espada.
Hace unos días, el Goliat del sector turístico, el turoperador (TTOO) británico Thomas Cook, lanzó una amenaza que hizo temblar la estructura del mercado turístico español y que fue recibida con especial preocupación en Canarias y Baleares. Thomas Cook anunció que dejaría de enviar turistas a los hoteles españoles como medida de protesta por la subida de precios de los establecimientos alojativos.
Según distintas fuentes consultadas, la amenaza forma parte de una estrategia del gigante para justificar su pobre cuenta de resultados y, como consecuencia de ello, la bajada de su cotización en la bolsa de Londres.
No es la primera vez que ocurre algo similar, ni parece que vaya a ser la última: según cómo vayan las cuentas, las quejas o las amenazas cambiarán de bando. Estas son, en fin, las leyes del mercado.
Personalmente espero que la amenaza de este Goliat turístico sólo sea una sombra, así como confío en que no aparezca en la escena ningún supuesto David con ánimo de revancha y cargue su honda contra el gigante, pues una guerra abierta no beneficiará a nadie salvo a destinos competidores como Grecia, Croacia o Chipre.
Ajeno a todo lo anterior, sí creo que este es un buen momento para reflexionar sobre calidad y precio. Indudablemente, como cualquier industria, el sector hotelero aspira a subir los precios en un momento en que la competencia sufre con intensidad el descalabro: es lícito y moral. Lo peligroso es que la subida de precios no vaya acompañada de un estándar de calidad superior, con mejor atención y servicios de mayor valor añadido. Ahora es el momento de reflexionar e invertir en la mejora de la planta alojativa, en el servicio y en la oferta complementaria. Quienes no lo hagan, quienes se resistan, quienes por falta de visión y planificación estratégica renuncien a la mejora, más temprano que tarde pagarán las consecuencias y por extensión también las pagará el destino. Entonces llegará “el consuelo de tontos», las plañideras tocando las puertas de las administraciones públicas en busca de ayudas o créditos blandos que les permitan afrontar sus deudas, consecuencia de su mala gestión. Serán ellos en ese caso quienes representen de nuevo la amenaza de Goliat.
2 Respuestas a “la amenaza de goliat”
Los hijos de Albion son, en gran parte egoístas y van a lo suyo. El Goliat mejor que amenazar debería con sus buenos beneficios hacer campañas de educación para turistas de aluvión y mochila, saltabalcones de hotel, o sucios y agresivos bebedores. Y no digamos nada de los sinvergüenzas que inventan accidentes o mal servicio para no pagar el hotel e incluso apoyan sus demandas sin sentido en abogadillos mede in England que recorren la costa ofreciendo sus servicios como si de parados hambrientos de pleitos se tratara.
una vez más, acertado análisis.