momomarrero

12.766 días y algunas reflexiones 

Para quienes por motivos profesionales o personales pasamos muchas horas en los aeropuertos, en mi caso en el eje Tenerife – Madrid – Valencia – Barcelona, estos espacios se convierten en lugares inesperados de encuentro con personas de tu entorno más o menos cercano, hasta el punto de que lo excepcional es no coincidir con alguien conocido.

Días atrás disfruté de uno de estos encuentros ocasionales con el director de una empresa a la que hace unos años tuve la suerte de asesorar, actualizando su modelo de negocio y desarrollando su plan estratégico, y con el que mantengo una relación especialmente cordial. Estuvimos charlando un rato sobre las circunstancias actuales de su empresa y valorando cómo los cambios propuestos habían influido positivamente en su evolución. Tuvimos la oportunidad de analizar el grado de ejecución de su segundo plan estratégico, realizado internamente por ellos siguiendo las directrices marcadas en el que yo les había desarrollado inicialmente, y comentamos el estado de consecución de sus objetivos, incluso el resultado de algunos KPI’s de vital importancia para la empresa. Fue una charla agradable, amena y profesionalmente satisfactoria puesto que la empresa ha conseguido encauzar su crecimiento hacia un futuro esperanzador.

También tuvimos tiempo de charlar sobre nuestras situaciones personales y me preguntó cómo era capaz de mantener el ritmo de trabajo y el nivel de disciplina y exigencia que me autoimpongo. La respuesta era bien sencilla, pues amo y disfruto con mi trabajo y soy agradecido con las empresas y las personas que confían en mí. Me preguntó cuántos años hacía desde que había terminado mi formación y le aclaré que la académica no lo recordaba, pero que la formación continua aún no ha finalizado, de hecho nunca se termina, y que precisamente para el próximo mes de abril me había inscrito en una Diplomatura Internacional de Comunicación en Turismo que organiza la OMPT (Organización Mundial de Periodismo Turístico) y en la que colabora FIJET (Fédération Internationale des Journalistes et Ecrivains du Tourisme) asociación a la que está vinculada FIJET España y de la que soy vicepresidente. Pero él insistió en su pregunta, con el fin de establecer cuánto tiempo había transcurrido desde que terminé la formación académica. La realidad es que yo no lo recordaba, pero me comprometí a hacérselo saber en cuanto llegara a mi despacho.

Y así fue. Una vez verificada la fecha, lo llamé para compartirla: fue en junio de 1984. Por tanto, en 2019 se cumplirán 35 años, 12.766 días. Confieso que a ambos el dato nos causó impacto, lo que nos llevó a intercambiar algunos comentarios y bromas cariñosas sobre lo próximo que estoy a la senectud. Él adoptó cierto tono reflexivo y me dijo: «amar y disfrutar lo que haces te conserva joven y activo, deberías patentar esta fórmula que tan buen resultado te ha dado«, a lo que yo le respondí que a mis hijos siempre les he intentado inculcar una frase atribuida al filósofo francés Jean Paul Sartre que reza «la felicidad no consiste en hacer lo que uno quiere, sino en querer lo que uno hace”, sentencia que ha tenido una importancia trascendental en mi vida.

Repasamos de forma sucinta mi trayectoria, algunos proyectos y clientes que me pusieron en su órbita antes de contratarme y los distintos sectores de actividad en los que he tenido la oportunidad de trabajar en este tiempo asesorando a empresas: agricultura, alimentación, tecnología, construcción, comercio, transporte, sector turístico (alojativo y de turoperación), comunicación, inmobiliaria, sanidad, administración pública,. Un repaso que me sirvió para reflexionar posteriormente sobre todo lo que, lo confieso humildemente, debo a mis clientes, a quienes en algún momento de mi vida profesional confiaron en mí y pusieron en mis manos una parte de su empresa y de su futuro. Reconozco que no en todos los casos se llegó a buen puerto, alguna vez no se alcanzaron los objetivos (como todos ellos saben, no tengo miedo a equivocarme y sí a no encontrar soluciones a los problemas), pero siempre he trabajado codo con codo con ellos, con la convicción de que era posible cumplir aquello que nos proponíamos y que en la mayoría de los casos fuimos capaces de lograr. Cada uno de los proyectos que me han confiado los he asumido como un reto (si no fuera así, no me interesarían) y con el absoluto compromiso y la certeza de que, trabajando en equipo, con la implicación de todas las partes, podríamos cumplir nuestros propósitos, y desde la perspectiva de que sus problemas, sus preocupaciones, sus metas y sus objetivos eran los míos.

Salvo rarísimas ocasiones, puedo afirmar que a pesar del tiempo transcurrido mi relación con todos ellos, desde los más antiguos a los más nuevos, sigue siendo magnífica y en muchos casos puedo hablar incluso de verdadera amistad. Con frecuencia recibo llamadas suyas para conocer mi opinión sobre aspectos que les preocupan o les interesan, quedamos para desayunar o almorzar cuando nuestras agendas nos lo permiten, repasamos temas de interés general y particular, pero sobre todo, mantenemos el contacto y nos enriquecemos mutuamente.

En fin, dentro de unos meses se habrán cumplido 35 años desde el comienzo de mi actividad profesional y, parafraseando la canción, «sigo siendo el mismo que en aquel entonces, un poco más viejo, no sé, tal vez más inocente» y aún conservo intacta la ilusión y el deseo de ayudar y de aprender de cada momento y situación.

A todos y cada uno de ustedes, los pasados, los presentes y los futuros, gracias por los 12.766 días de felicidad y de enriquecimiento vividos, y por los que quedan por vivir.


Imagen: Momo Marrero

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