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branding desde marte

Hace unos días recibí un mail diferente. Un correo electrónico singular, de esos que antes de los cinco segundos generan interés y deseos de obtener más información, de los que te seducen desde el primer momento. Hacía referencia a unos TALLERES MARCIANOS,  y hablaba de unos seres que llegaban al Puerto de la Cruz.

No se trataba de «La guerra de los mundos», ni tenía nada que ver con Orson Wells.

El Hotel Marte, en colaboración con La Facultad de Periodismo de la ULL y el Ayuntamiento de Puerto de la Cruz, iban a poner en marcha una original e impactante idea de la mencionada Facultad, combinando cultura y turismo. Así, diferentes personalidades: directores de cine, periodistas y jueces,  impartirían unas clases magistrales, durante cuatro fines de semana,  conviviendo con los alumnos/huéspedes en el citado hotel.

Me gusta el plan. Es novedoso, atractivo y los ponentes son de primer nivel (un reclamo en si mismo). Sin duda tiene todos los ingredientes necesarios para que sea un éxito, para que suscite el interés de los medios y estos difundan la marca.

¿Y esto es cultura o es una acción de branding? La respuesta es sencilla: es una combinación de las dos.  Ambas lo justifican y amparan,  y la estrategia, desde todas las perspectivas, es brillante.

El proceso de construcción de una marca (brand equity) ha de formar parte inevitable de la estrategia empresarial. Disponer de una marca reconocida, reputada y valorada, conlleva que ésta se encuentre, muy posiblemente, en una situación de privilegio en la mente del consumidor, en su  short list, y ello es positivo, ya que está estrechamente ligado al acto de consumo.

En un mercado donde se emiten millones de impactos diarios relacionados con las marcas y sus valores, diferenciarse se convierte en un acto de extrema dificultad.  Y que una marca tome la iniciativa con el objeto de convertirse en «punta de lanza» de un destino maduro (léase obsoleto) me parece un acto de heroicidad, de valentía, que hay que  reconocer y aplaudir.

El Puerto de la Cruz, mi idolatrado y amado Puerto, para reverdecer necesita muchos pequeños, y algunos grandes,  actos heroicos, los cuales han de estar perfectamente planificados, coordinados y ser mensurables.

Por esto, y por su propio valor, me ha cautivado esta iniciativa. Por esto, desde hoy,  me declaro Marciano!

talleres marcianos

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